jueves, 16 de mayo de 2013

Gran Hermano se come al Gran Primo

No podemos sorprendernos ya de nada que suceda en las pantallas, tanto las pantallas televisivas como las que nos adentran en Internet (aunque ya muchos privilegiados compaginan ambas en una).
Y es precisamente eso lo que lleva a la televisión a buscar su difusión también a través de las redes sociales, a hacerse ver en otros medios, mediante otras formas comunicativas. Si, es el que comienza a ser el famoso transmedia.
Programas como Gran Hermano buscan año tras año seguir en las parrillas televisivas transgrediendo límites, dándole la vuelta (como ellos mismos dicen) a las cosas.
Probablemente ahora se hable más de este programa, tanto para bien como para mal, a través de las redes. De hecho un claro ejemplo es el uso de Twitter, sus hangstags y smartphones en platós que hace ver público absorto en sus móviles, cabezas bajas que no prestan ni ellos mismos atención al propio programa.
Pero no nos engañemos, a la hora de la verdad la televisión tiene el poder, incluso a veces yendo contra los propios internautas...no diré audiencia, que son más consumidores que televidentes.

La concursante de la edición GH14, Argi, fue expulsada por manifestar que 'asistió a una manifestación para que vuelva ETA'

Hace algunas semanas la expulsión de una de las concursantes de esta edición de Gran Hermano, Argi, por una pequeña broma que cualquier persona podría hacer en su día a día, por muy humor negro que sea, abrió la caja de Pandora (no podía evitar meter aquí mi rinconcito). Las redes sociales no paraban de comentar el tema, o topic como dicen ahora, los fans de la vasca criticaban la actuación del grupo mediático Mediaset al obligar al programa a expulsarla tras su comentario. Todo bajo una amenaza que afectaba a los ingresos publicitarios de la cadena por parte de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT).
Así que, antes que nada están los clientes. Niña a tu casa, ya que nos cedes tus derechos privados mediante un contrato donde seguro que no había una letra pequeña en la que decía 'se expulsará a todo aquel que realice comentarios ofensivos contra la integridad físico o/y moral de las personas'. Porque, que yo recuerde, barbaridades he oído en cada edición. La chica solo bromeaba y tampoco dijo nada agresivo e hiriente. Evidentemente apoyar asesinatos no es algo moralmente adecuado. Pero vivimos en el mundo de las dobles morales, países, gobernantes y empresarios que, indirectamente (aunque lo sepan) apoyen matanzas, la venta de armas, etc, en otros países y miren hacia otro lado, que hagan espectáculo de la muerte de determinadas personas o los traumas personales vividos por otras, no pueden tolerar que una chica diga una tontería en un momento dado, por mucho que pida perdón.
Y así es como este país continúa queriendo y no pudiendo, queriendo aparentar. Nos va el critiqueo, esto es así. Que si mira fulanito, y menganito....y nosotros hacemos lo mismo. Y yo me incluyo, soy persona, estoy criticando estas actuaciones falsas y sarcásticas de los medios, pero me conformo con escribir un triste post en un blog que, seguramente, lean cuatro personas.
Es telerealidad, un reality que cada vez es menos reality y más ficción. Ya no solo nos encontramos ante personas que, como cabe esperar, se encuentren condicionados por la cantidad de cámaras que les vigilan, que se pierda la frescura de actuar con naturalidad, y más con tantas ediciones.
Si ya la propia cadena también les amenaza con expulsiones directas por ser ellos mismos, que no los elijan ¿no? Ah no, claro, que sino no hay audiencia. Lo mejor es ver como tratan, a posteriori, de sacar provecho televisivo de la expulsión de la chica. ¡No hay quién os entienda! O si.....
Lo que es indiscutible es que la tele, o postelevisión como denominan los académicos, está en constante evolución o.....¿ involucionando a la par que el ser humano?
Dependen ya muy mucho de las redes sociales, es ahí donde pasan más cosas, muchas más que dentro de la propia casa del Gran Hermano.
De hecho el programa este año ha tenido que jugar todas sus bazas ante un repertorio insulso de concursantes, de niños que han crecido con esta doble moralidad televisiva, donde se aplaude ser buena persona, ayudar a los demás, pero a la vez rechazan e insultan a otros por su físico o condición. Vamos, que tienen un cacao mental que no se aclaran ni ellos, se consideran libres de hacer lo que deseen pues son jóvenes, pero ninguno se atreve ni a 'hacerse unas pajillas'.
Y con el 'somos guays y no nos gusta discutir, nos queremos mogollón', el programa les da en la cara una bofetada para que 'Sonrisas y lágrimas' se convierta en 'La matanza de Texas', con más permisiones que nunca, más cambios de personajes que nunca y menos Gran Hermano que nunca.



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