Desde ayer formo parte de esos más de seis millones de parados de este país llamado España.
El sábado, justo antes de terminar mi jornada laboral, se me comunicó que ese era mi último día. No hay motivos de peso, no he trabajado mal, simplemente sobraba alguien. No es fácil asumir que se te eche de un trabajo cuando todavía estás en período de pruebas, ya que piensas en todo lo malo que has podido hacer...Pero las cosas, tal y como están, no nos dejan margen para esto.
No me voy a martirizar, se que me he partido los cuernos a trabajar y no lo he hecho mal. Otros motivos habrá, pero eso ya da igual. Las cosas son como son.
Algo más de mes y medio después de comenzar en mi último trabajo me encuentro en el paro. Pero no me frustro, soy afortunada pues pude empalmar dos trabajos seguidos, cosa francamente difícil hoy.
Hace años, justo cuando todavía no se sabía nada sobre lo que era la crisis ni lo que nos iba a deparar, vivía tranquila y cómoda, con un trabajo que, aunque a veces estresante, me llenaba, pues jamás hubiese pensado que yo, por mi personalidad introvertida, podría trabajar de eso. Lo dejé, pues era todavía jóven y quería continuar formándome.....Y hasta ahora ahí he tenido guardado todo ese trabajo acumulado, que en septiembre comenzaba a caducárseme, lo cual me traía un poco de cabeza.
Ayer por la mañana acudí a las oficinas del INAEM para darme de alta como solicitante de empleo, no sabía que para poder solicitar la prestación por desempleo debía de pedir cita vía telefónica o por Internet. Así que, otro día más a sumar. Hoy, por fin, he realizado ya todos los trámites. Con todos mis papeles en mano allí me he dirigido, aunque luego tan solo he necesitado uno de ellos. He de decir que, para lo que estamos acostumbrados, tanto ayer como hoy las personas que me han atendido han sido realmente amables y comprensivos, lo cual se agradece.
No cobraré mucho, pues mi penúltimo trabajo no era de muchas horas, pero eso ahora mismo es lo que menos me preocupa. Ocho meses por delante que espero no lleguen a su fin sin encontrar una salida laboral.
El sábado, justo antes de terminar mi jornada laboral, se me comunicó que ese era mi último día. No hay motivos de peso, no he trabajado mal, simplemente sobraba alguien. No es fácil asumir que se te eche de un trabajo cuando todavía estás en período de pruebas, ya que piensas en todo lo malo que has podido hacer...Pero las cosas, tal y como están, no nos dejan margen para esto.
No me voy a martirizar, se que me he partido los cuernos a trabajar y no lo he hecho mal. Otros motivos habrá, pero eso ya da igual. Las cosas son como son.
Algo más de mes y medio después de comenzar en mi último trabajo me encuentro en el paro. Pero no me frustro, soy afortunada pues pude empalmar dos trabajos seguidos, cosa francamente difícil hoy.
Hace años, justo cuando todavía no se sabía nada sobre lo que era la crisis ni lo que nos iba a deparar, vivía tranquila y cómoda, con un trabajo que, aunque a veces estresante, me llenaba, pues jamás hubiese pensado que yo, por mi personalidad introvertida, podría trabajar de eso. Lo dejé, pues era todavía jóven y quería continuar formándome.....Y hasta ahora ahí he tenido guardado todo ese trabajo acumulado, que en septiembre comenzaba a caducárseme, lo cual me traía un poco de cabeza.
Ayer por la mañana acudí a las oficinas del INAEM para darme de alta como solicitante de empleo, no sabía que para poder solicitar la prestación por desempleo debía de pedir cita vía telefónica o por Internet. Así que, otro día más a sumar. Hoy, por fin, he realizado ya todos los trámites. Con todos mis papeles en mano allí me he dirigido, aunque luego tan solo he necesitado uno de ellos. He de decir que, para lo que estamos acostumbrados, tanto ayer como hoy las personas que me han atendido han sido realmente amables y comprensivos, lo cual se agradece.
No cobraré mucho, pues mi penúltimo trabajo no era de muchas horas, pero eso ahora mismo es lo que menos me preocupa. Ocho meses por delante que espero no lleguen a su fin sin encontrar una salida laboral.
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