sábado, 28 de septiembre de 2013

Criticar vía Twitter puede salir caro

Un pasajero de Easyjet casi se queda en tierra tras quejarse del retraso de su vuelo desde Glasgow a Londres a través de la red social Twitter. Ahora Easyjet trata de subsanar el problema ofreciéndole formar parte de sus evaluadores para mejorar el servicio.

No le dejaban embarcar su equipaje justo cuando el vuelo ya iba a despegar. Y es que el británico Mark Leiser tuiteo una queja sobre el retraso que el vuelo que le tenía que llevar a Londres llevaba ya acumulado. Leiser puso: "El vuelo se retrasa 90 minutos, un militar perderá su última conexión e Easyjet se niega a ayudarlo a llegar a Portsmouth ¡hagamos algo!".


Tras ello, y justo en la cola de embarque, una asistente de vuelo de la compañía de bajo coste se dirigió hacia él y le invitó a irse. Después lo hizo un manager de la empresa. Tal y como afirmó fue su crítico tuit el que le puso en aquella tesitura: "¡Qué podía imaginar lo que podía pasar con un tuit!" afirmó, sin esperar que la libertad de expresión pudiese tener ese tipo de consecuencias.

Finalmente el pasajero montó en el avión pero, tal y como explicó, solo después de enseñarles su carnet de abogado. Seguramente si no hubiese poseído un cargo similar o no tuviese el apoyo en la red que Mark tiene,  ni siquiera nos habríamos enterado y esta persona tal vez no hubiese podido montar en aquel avión.

Mark subió a la red la foto de un email recibido por parte de Easyjet, en el que amablemente le piden que transmita sus quejas oficialmente para poder ofrecer un mejor servicio.

Por su parte Easyjet  emitió un comunicado en el que niegan haber rechazado el embarque del pasajero por un tuit. Si realmente la empresa posee unos Social Media tan al tanto de los movimientos de todos sus usuarios, se merece un aplauso, pero no encajar las críticas cuando han de ayudar a la compañía para mejorar su trabajo, y actuar de un modo tan drástico cuesta hasta creerlo.
Puede que haya algún otro motivo detrás que desconozcamos, o puede que no. Tan solo tenemos la prueba de los tuits de Leiser y su versión de cómo sucedieron los hechos.



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