Desde 2006 Zaragoza cuenta con más de 400 dispensadores de bolsas para la recogida de heces de perro en toda la ciudad. Una iniciativa del ayuntamiento de la ciudad para mejorar la limpieza e higiene de las calles mañas y concienciar sobre la importancia de ello a los dueños de perros. Sobre todo se pueden encontrar en parques y jardines, quedando el centro de la ciudad más desierto de este tipo de máquinas. Pero lo que en un primer momento surgió como un proyecto con mucho énfasis y ahínco, ha quedado con los años quedando cuasi en el olvido. Contenedores deteriorados y en zonas de poco acceso, falta de bolsas en prácticamente todos ellos y sin ampliación a otros lugares de la ciudad.
Vaya mierda de foto, lo sé, pero es lo que nos encontramos a diario en la calle....
Desde el punto de vista sanitario, se considera que la materia fecal del perro en la vía pública puede afectar la salud humana, ya que la misma contiene parásitos que causan, Cenurosis, Ancylostomidosis, Ascaridiasis, Hidatidosis y Toxocariasis, unas enfermedades que en casos extremos puede provocar ceguera y hasta la muerte. Por ello, y no sólo por el olor o las posibles pisadas inoportunas (que incluso para algunos es símbolo de buena suerte...) se h
ace necesario no dejar los excrementos en la calle. Recoge y tira a la basura, porque tu salud también se puede ver afectada.
En Zaragoza hay censados más de 12.000 canes, y no todos pasean sólo por zonas verdes y ajardinadas. Muchos se desplazan
junto a sus amos por sitios céntric
os de la capital ¿y si excretan ahí? Son
animales irracionales, hasta donde sabemos, y
cuando el instinto les llama
no lo pueden evitar. El ser humano, dentro de su pertenencia al mundo animal, posee cualidades que nuestros amigos los perros no tienen. Piensa y actúa.
Recoger lo que su mascota ha dejado es su deber. Lo lógico sería que las bolsas estuviesen al alcance de todos en todas partes, pero usar bolsas de plástico o pañuelos también puede ser una solución alternativa cuando te encuentras ante esta situación.
Esta es la imagen habitual cuando te topas con una máquina expendedora de
bolsas...no hay bolsas que expenda.
Cuando comenzó esta iniciativa la flota de limpieza de la ciudad se reforzó con 57 operarios. Una cuadrilla es la
responsable del mantenimiento y reposición pero nos preguntamos ¿dónde están ahora? Tal vez la crisis sea
la que ha ayudado a que hoy en día su reposición sea más bien escasa o nula.
Se hace una tarea más que ardua y compleja encontrar dispensadores que contengan alguna bolsa, sobre todo en
las zonas más pobladas. Muchos contenedores, pero pocas bolsas ¿de qué sirven entonces? Lo más triste es que, cuando se encuentra una máquina repuesta, los dueños de perros se convierten en animales egoístas que arramplan con todas las bolsas existentes. Así no avanzamos.
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